miércoles, 10 de febrero de 2010

Círculo vicioso.


He dedicado gran parte de este blog a hablar de mi propia experiencia en las relaciones personales y sentimentales. Y quizás sea tiempo de cambiar.

Aunque, por ahora me niego a escribir de otro tema. Pero no es porque se me dé la regalada gana, es simplemente porque no puedo dejar de escribir lo que siento. Es una sensación extraña, difícil de explicar con letras. Es como entrar a un cine sin pagar entrada, sacar un paquete de cabritas del contenedor de "pop corn" y sentarse descaradamente a ver una película. O caminar por la calle sin mirar los semáforos, menos mirar a la gente y mucho menos tomar en cuenta los automóviles que se acercan hacia ti a una velocidad estrepitosa. Es evitar lo inevitable. ¡No puedes! ¡No puedes hacer caso omiso a lo que está en tu mente prácticamente todo el día!

Sería una hipocresía si ocupo este espacio para hablar de deportes, política, mi carrera, etc. Y yo aborrezco la hipocresía. Bueno, si quieren saber qué más aborrezco, les nombro las cosas sin ningún problema: Odio la mentira, la deshonestidad, el cinismo, la intolerancia entre los seres humanos, y algo no menos importante, me carga la gente que pretende ser algo que no es. Lo contrario a estos conceptos los busco con avidez en mi vida. Trato de incluirlos en mi existencia y admiro a quienes los practican.

Entre paréntesis, siempre me quedan cosas por decir acá... Por ejemplo esas no son todas las cosas que odio ni todas las que amo. ¡Ah! Aunque suene cómico, odio el odio. Obviamente entre personas... Gastar un poco de nuestra energía en odiar alguna práctica o alguna cosa es bueno de vez en cuando.

Soy un maniático de la verdad. La busco en todas partes... Y es que tiene que ver con mi sed de perfeccionismo. Trato de hacer las cosas a la perfección, aunque tenga que tratar una y otra vez hasta que me funcionen. Soy perfeccionista hasta para buscar pareja, cosa que no debería ser. Aunque tal concepto de perfeccionismo se vicie un poco al entrar los sentimientos en juego, ya que si me gusta alguien, obviamente no será perfecta, pero por eso no dejará de gustarme. Más bien, y esto es esencial, mi pareja ideal tiene que tener opinión propia (al igual que yo, y no, no es egolatría... ¿Por qué dicen que es egolatría destacar las cosas buenas que tenemos? La magia está en destacar también nuestros errores, y corregirlos cuanto antes)...

En resumen, toda mi vida he buscado a "la que vuela" (Película argentina "El lado oscuro del corazón", ALTAMENTE recomendada).


Imágenes imborrables acechan mi mente. Y por primera vez en mi vida, tengo miedo a seguir escribiendo.