
Volveré al tema de la perseverancia con la que enfrentamos distintos obstáculos. Tenemos prioridades, es algo normal. Ahora la pregunta es, ¿Cómo sabemos si estamos en lo correcto al jerarquizar dichas prioridades? Tal vez sean corazonadas del momento, y luego nos arrepentimos de haber creído que ese hecho en particular era algo importante. Lo mismo ocurre con las personas. A veces creemos que una persona es fundamental en nuestras vidas, pero con el tiempo nos damos cuenta de que no era tan así.
Creo que nunca sabremos en qué momento cierta cosa, animal o persona deja de ser importante para nosotros. Sólo sabemos que en un determinado momento, todo ha cambiado. Ya no sentimos lo mismo que antes. Esto suele ser motivo de ruptura en muchas parejas, que pensando que son el uno para el otro, formalizan la relación algo "apurados" sin pensar en las consecuencias que podría acarrear dicha decisión.
Si bien muchos creen que esos son asuntos del corazón, yo creo que son totalmente controlables. Debo reconocer que en lo personal me he dejado llevar por los sentimientos, pasando a llevar mi lado racional y lógico. Y es que me sucedió algo que nunca había sentido por alguien, y es por eso que no supe cómo reaccionar. Yo me caracterizo por ser una persona con los dos pies bien puestos sobre la tierra. No me dejo llevar por ideas pasajeras, sino que prefiero pensar muy bien antes de tomar una decisión. "Tantear el terreno antes de dar el paso", por decirlo de alguna manera. Pero en este caso fue distinto. Desde que la vi por primera vez que no me la puedo sacar de la cabeza. Y eso que ha pasado un tiempo bastante considerable.
Reconozco - y me arrepiento mil y una vez de ello - que tomé decisiones apresuradas. Me dejé llevar por lo que sentía a flor de piel y eso terminó por asustarla y por dejarme muy confundido, entre tratar de adivinar qué había pasado y sintiendo cosas muy fuertes por primera vez.
Desde ese momento, aprendí muchas cosas. No cabe duda que la experiencia es la mejor maestra. No he vuelto ni volveré jamás a cometer ese error. Lástima que quizás sea demasiado tarde...
Por lo tanto, me adentraré en el misterioso mundo de "¿La razón o el corazón?".